En este artículo, vamos a adentrarnos en el apasionante mundo de Santo patrón. A lo largo de las páginas que siguen, exploraremos diferentes aspectos relacionados con Santo patrón, desde su origen hasta sus aplicaciones más actuales. Santo patrón es un tema que ha capturado la atención de millones de personas en todo el mundo, y a medida que avanzamos en nuestra investigación, descubriremos los motivos detrás de su fascinación. A través de entrevistas, investigaciones y testimonios, nos sumergiremos en la profundidad de Santo patrón para comprender su impacto y relevancia en la sociedad actual. ¡Prepárate para descubrir un mundo nuevo a través de los ojos de Santo patrón!
En la creencia religiosa, un santo patrón (en latín: sanctus patrōnus) es un santo que tiene una afinidad especial hacia una comunidad o a un grupo específico de personas. Los términos patrón y patrono son sinónimos de defensor y protector.
El concepto de Santo patrón se define como intercesores y abogados ante Dios, sea de una nación, un pueblo, un lugar, una actividad, una clase, una congregación, un clan o una familia.
Ningún santo está muerto, todos están vivos en el cielo:
¿No habéis leído aquellas palabras de Dios cuando os dice: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es un Dios de muertos, sino de vivos.
Mateo 22, 31-32.
Los santos del cielo reciben las oraciones de los que están en la tierra y pueden presentarlas ante Dios:
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.
Ap 5,8.
Los apóstoles intercedieron para lograr sanaciones en la gente común:
Había un hombre, tullido desde su nacimiento, al que llevaban y ponían todos los días junto a la puerta del Templo llamada Hermosa para que pidiera limosna a los que entraban en el Templo. Este, al ver a Pedro y a Juan que iban a entrar en el Templo, les pidió una limosna. Pedro fijó en él la mirada juntamente con Juan, y le dijo: «Míranos». El les miraba con fijeza esperando recibir algo de ellos. Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, ponte a andar». Y tomándole de la mano derecha le levantó. Al instante cobraron fuerza sus pies y tobillos, y de un salto se puso en pie y andaba. Entró con ellos en el Templo andando, saltando y alabando a Dios”.
Hech 3,1-8.
San Pablo de Tarso oró por un tullido, no lo mandó a que le pidiera directamente a Jesús:
Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y que nunca había andado. Este escuchaba a Pablo que hablaba. Pablo fijó en él su mirada y viendo que tenía fe para ser curado, le dijo con fuerte voz: «Ponte derecho sobre tus pies». Y él dio un salto y se puso a caminar.
Hech 14,8-10
El Concilio Vaticano II expresó el vínculo de veneración hacia los santos cuyos carismas los hacían recomendables a la devoción e imitación de los fieles:
La Iglesia de los viadores , ya desde los primeros tiempos de la religión cristiana guardó con gran piedad la memoria de los difuntos y ofreció sufragios por ellos, porque santo y saludable es el pensamiento de orar por los difuntos para que queden libres de sus pecados (2 Macabeos 12, 46). Siempre creyó la Iglesia que los Apóstoles y mártires de Cristo, por haber dado el supremo testimonio de fe y de caridad con el derramamiento de su sangre, nos están más íntimamente unidos en Cristo; les profesó especial veneración junto con la Bienaventurada Virgen y los santos ángeles e imploró piadosamente el auxilio de su intercesión. A éstos pronto fueron agregados también quienes habían imitado más de cerca la virginidad y pobreza de Cristo y, finalmente, todos los demás, cuyo preclaro ejercicio de virtudes cristianas y cuyos carismas divinos los hacían recomendables a la piadosa devoción e imitación de los fieles.
Es, por tanto, sumamente conveniente que amemos a los amigos y coherederos de Cristo, hermanos también y eximios bienhechores nuestros; que rindamos a Dios las gracias que le debemos por ellos; que los invoquemos humildemente y que, para impetrar de Dios beneficios por medio de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, que es el único Redentor y Salvador nuestro, acudamos a sus oraciones, protección y socorro. Todo genuino testimonio de amor que ofrezcamos a los bienaventurados se dirige, por su propia naturaleza, a Cristo y termina en Él, que es la corona de todos los santos, y por Él va a Dios, que es admirable en sus santos y en ellos es glorificado.
En España la mayor parte de las localidades tienen un patrón y una patrona, en cuyo honor se celebran las fiestas mayores de la localidad. Los patrones son santos o advocaciones de Cristo y las patronas santas o advocaciones de la Virgen.
La veneración de los santos en la Iglesia católica se sustenta (aunque no explícitamente) en la Biblia (en libros como Macabeos) y en la Sagrada Tradición, que ésta atestigua que los primeros cristianos sí creían en la intercesión y por ende veneración de los santos.
Oposición
Algunas sectas y congregaciones protestantes desconocen el patronazgo de los santos y su veneración basándose en su interpretación bíblica y desestimando escritos posteriores de cualquier otra autoridad humana por considerarlos carentes de la inspiración del Espíritu Santo que sí le atribuyen a los escritos canónicos. Sin embargo, protestantes como los luteranos y los anglicanos sí que aceptan la veneración de los santos y su patronazgo.
Al ser Cristo el único mediador entre Dios y los hombres, niegan la necesidad de terceras figuras que intercedan, siguiendo los escritos de 1.ª Timoteo 2:5 (Primer Epístola del apóstol San Pablo a Timoteo) y Hebreos 4:14-16 (Epístola a los Hebreos).
Se declararon, además, patronos de enfermos con una dolencia específica, a santos que, por lo general, experimentaron la misma dolencia, o una similar en cuanto a sus implicancias sociales.
Varios pueblos cristianos han tomado santos como sus patronos étnicos. Otros son santos que se los identifica generalmente con una determinada comunidad o grupo étnico, entre ellos:
McGrath, Michael O'Neill (2005). Santos y patronos. 133 páginas. Madrid: Ediciones Palabra. ISBN84-8239-897-0. Consultado el 16 de mayo de 2012.
Referencias
↑Surhone, Lambert M; Tennoe, Mariam T; Henssonow, Susan F (2010). Patron Saint(en inglés). 72 pp. Saarbrücken (Alemania): VDM Verlag Dr. Mueller AG & Co. ISBN978-6-1345-8375-6. Consultado el 7 de abril de 2012.
↑«Yes, the moon has it's own Catholic Bishop». Aleteia — Catholic Spirituality, Lifestyle, World News, and Culture(en inglés). 3 de agosto de 2018. Consultado el 1 de junio de 2023.
↑User, Super. «A Patron Saint for Astronauts». www.catholiceducation.org(en inglés británico). Consultado el 1 de junio de 2023.
↑ abcdefA Roof Over Our Heads and Food On the Table. PublishAmerica. 26 de noviembre de 2010. pp. 18-. ISBN978-1-4560-7374-9. «Each ethnic group contained its patron saint. Saint Patrick overlooked his Irish fl ock; Saint Joan of Arc watched over her fellow French; Saint Anthony of Padua looked after his Italians; Saint Stanislaus Kostka was in charge of his fellow Poles;».